09/03/13.-Aún
siendo vicepresidente de la República, Nicolás Maduro, hizo un llamado a
la unidad del pueblo de Venezuela y pidió ser leales a los ideales de
justicia, igualdad, de amor del presidente Hugo Chávez Frías. Así lo
expresó en un discurso emotivo que ofreció durante el funeral de Estado
realizado en honor a Chávez.
Maduro
llamó a los venezolanos a acompañar al Gobierno a cumplir las cinco
tareas históricas que les encomendó el líder de la Revolución, Hugo
Chávez Frías, a través del Segundo Plan Socialista de la Nación
2013-2019.
Dijo
que Chávez dejó un testamento firmado y sellado que fue la Constitución
de la República y el Plan de la Patria. A continuación se transcribe su
discurso completo.
“Presidente,
padre y guía Hugo Rafael Chávez Frías, querido y estimados y estimadas
presidentes y presidentas, primero ministros, primera ministras,
príncipe, de las cuatro latitudes de nuestro planeta que han venido a
expresar con su amor y su presencia todo el apoyo y la solidaridad a
nuestro glorioso pueblo de Venezuela, a nuestro comandante Hugo Chávez.
Les damos la gracias desde nuestro corazón por haber venido desde sus
tierras a traernos este homenaje tan grande, y a traernos con su abrazo y
sus palabras, el aliento que necesitamos en esta hora, dura y trágica,
de la historia de este siglo XXI.
Queridos
líderes que se encuentran, movimientos sociales, dirigentes políticos,
sociales del mundo entero que andan entre las calles con el pueblo.
Queridos
Gustavo Dudamel, maestro Abreu que han traído la música de nuestros
niños y jóvenes para llenar de viento fresco, el alma de este hombre
puro que aquí tenemos.
Compañeros,
compañeras del Gobierno Bolivariano del presidente Hugo Chávez.
Compañeros gobernador, gobernadora, aquí estamos al frente a él, como
nunca hubiéramos querido estar, con el dolor más inmenso que pueda caber
en nuestra humanidad, aquí estamos Comandante.
Ayer
una señora nos decía, y cuando nos decía, sentimos la justa dimensión
de lo que ha sucedido. Nos decía dándonos aliento, tengan fuerza porque
él, su alma y su espíritu eran tan fuertes que ya su cuerpo no lo
aguantaba y se liberó y ahora su alma y su espíritu andan por este
universo, expandiéndose, llenándonos de bendiciones, de amor, recogiendo
todas las bendiciones, de toda las religiones, de todos los pueblos, de
todo el amor que pueda haber en este universo para traérnoslo y así
sabemos que es Comandante, y así lo sentimos.
En
las oraciones dicen que es tiempo de perdón, y tú nos enseñaste al amor
más infinito que llegó hasta el perdón en las circunstancias más
difíciles.
No
ha habido un líder en la historia de nuestra Patria más vilipendiado,
más injuriado y más atacado vilmente que nuestro Comandante Presidente.
Jamás
en doscientos años se mintió tanto sobre un hombre, ni aquí ni en el
mundo. Y a nuestro Bolívar lo traicionaron ciertamente, pero no se
atrevieron a vilipendiarlo ni en su tiempo, ni luego de su tiempo.
Pero
no pudieron ni las mentiras, ni el odio, porque aquí esta nuestro
Comandante, y porque no pudieron, ustedes saben por qué no pudieron
queridos jefes de Estados que han traído su amor más puro por este
hombre, más allá de la ideologías y de las fronteras políticas, porque
nuestro Comandante tenía desde adentro el escudo más poderoso que puede
tener un ser humano, que es su pureza, su verdad, su escudo de pureza,
de amor de cristo, de hijo verdadero de cristo, lo salvó de la injuria,
de la infamia y aquí está invicto, puro, transparente, único, verdadero,
vivo para siempre, para todos los tiempos, para este y todos los
tiempos futuros..
Comandante
no pudieron contigo, no podrán con nosotros jamás. Jamás podrán
(aplausos de los asistentes, quienes al unísono exclamaron “Chávez vive
la lucha sigue”.
Nosotros
en vida, le fuimos leal, todos, todos, todos los grandes hombres de
esta tierra venezolana, y eso lo aprendimos porque él no los enseñó,
nosotros no lo sabíamos, mucho de nosotros, casi desde niños nos
incorporamos a filas revolucionarias y transitamos distintos caminos,
unos en filas militares como la generación de hijo, les pido que se pare
toda la generación de hijos militares, aquí están tus hijos Comandante.
Aquí
está tu Fuerza Armada Nacional Bolivariana hecho pueblo, hecho
espíritu, hecho carne, con sus fusiles, con su espada, un Ejército de
paz es nuestra Fuerza Armada, de Libertadores y Libertadoras.
Y
transitamos desde muy niños, 11, 12 años, algunos desde nuestros
hogares con nuestros padres, con nuestras madres, pero jamás en el
camino de la redención de nuestra Patria, nunca jamás nosotros supimos
de nuestra historia.
Si
se quiere construir correctamente el legado que deja Hugo Chávez, lo
primero que hay que reconocer, es que nos hizo redescubrir la historia
cierta de nuestra patria. Levantó las banderas del Libertador Simón
Bolívar, las encarnó, las encarnó, y nos enseñó el amor y el perdón.
Nos
enseñó también amar nuestra historia, por eso hoy decimos desde nuestro
corazón, le pido permiso a sus hijas, a su madre, Comandante, aquí
usted invicto, nosotros en su nombre, con el amor de Cristo perdonamos a
los que lo injuriaron, está usted libre de toda la culpa que trataron
de echar sobre usted.
Y
en esa historia, todos nuestros líderes empezando por el más grande de
todos, Simón Bolívar se le prohibió la entrada a las Provincias Unidas
de Venezuela. Al Gran Mariscal de Ayacucho se le amenazó de fusilamiento
si tocaba tierras de las provincias ya separadas de Colombia La Grande,
Colombia la primera, Colombia la nuestra que está latiendo con ganas de
nacer, de refundarse otra vez.
Todos
murieron expulsados de aquí, por quienes nos mandaron y nos
traicionaron, unos traicionaron a Bolívar, que murió allá en la Patria
Grande, en Santa Marta, allí donde un día fue nuestro Comandante a
sentarse con el presidente Juan Manuel Santos, y a estrechar sus manos, y
a decir vamos a trabar juntos, juntos y así fue presiente Santos,
muchas gracias, muchas gracias.
El
Gran Mariscal de Ayacucho, su cadáver quedó entre la tierra y los
pobres de la tierra lo guardaron hasta que lo pudieron llevar a Quito y
estuvo 70 años escondido, perdido. Tuvo que venir ese gran general
Bolivariano Eloy Alfaro en 1900 para reivindicar, sacarlo del ostracismo
y llevarlo donde tenía que estar en la Catedral de Quito, allá con
nuestros hermanos, con el presidente Rafael Correa y con el pueblo
bolivariano del Ecuador.
¿Por
qué tenía que ser así la hora final de los grandes que nos fundaron?,
de los que fueron a pie, descalzos, desde aquí desde el Caribe hasta El
Potosí a darnos la libertad, ¿por qué tanta traición, tanta envidia,
tanto egoísmo?, ¿por qué tanta maldad?, por los intereses que se
impusieron, que no fueron los intereses supremos de la Patria que había
nacido, que no fueron los intereses supremos de los pueblos.
Eran
tiempos de confusión y las fuerzas no le dieron al gran Bolívar y el
Gran Sucre para cohesionar la tierra y el pueblo que habían liberado.
Otro
grande tuvimos aquí, Ezequiel Zamora, general del pueblo soberano,
redentor que le tocó levantar las banderas traicionadas de Bolívar, y
también murió de un balazo el 10 de enero de 1860 cuando venía a Caracas
con sus tropas victoriosas de pata en el suelo y desdentado. Esto no
los enseñó nuestro maestro y padre.
Y
Cipriano Castro hace 100 años ya había aparecido el petróleo en nuestra
Venezuela, y un hombre nacionalista como Cipriano Castro enfermó y
salió en 1908 y no había terminado de zarpar el buque donde lo llevaban
cuando la traición del vicepresidente en funciones se impuso y Venezuela
tuvo 30 años de la peor dictadura que hayamos conocido en el siglo XX. Y
vinieron por nuestro petróleo, lo saquearon.
Venezuela fue el primer productor de petróleo del mundo en la década de los 20, del siglo XX. Saquearon nuestro país.
Así
que Comandante, una vez usted nos contó que hablando desde el avión
presidencial le leía esta historia al comandante Fidel Castro,
comandante en jefe de los pueblos libertarios de nuestra América Latina y
El Caribe.
Nos
contó que el comandante Fidel Castro, luego de escucharlo en silencio
atentamente le dijo: “Hugo, qué triste esa historia, yo no lo sabía,
pero ten la seguridad de que ni tú, ni yo moriremos así. Cuando nos
tengamos que ir, nos iremos con nuestros pueblos victoriosos, de pie,
con la bendición y el amor de los justos y las justas”.
Se
cumplió la palabra de Fidel, aquí está usted, Comandante, con sus
hombres, de pie, todos sus hombres y mujeres, leales, como lo juramos
ante usted, leales hasta más allá de la muerte y usted, Presidente en
funciones de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante en jefe
de nuestra Fuerza Armada, aquí en su Patria, en su tierra, bajo el mando
de su mando, de su mando único. Hemos roto el maleficio de la traición
de la Patria y romperemos el maleficio de la derrota y de la regresión.
Hemos roto ese maleficio, aquí está la espada desenvainada, y sus ojos viendo a Cristo.
En
los días previos, en los días, horas, antes de los anuncios del 8 de
diciembre (de 2012), un grupo de compañeros nos visitó a La Habana,
Diosdado, compañero y hermano de estas batallas, pero sobre todo de las
que viene, Diosdado Cabello Rondón, revolucionario, puro también de
alma, hijo de nuestro comandante Hugo Chávez.
Compañero
Rafael (Ramírez), Elías (Jaua), Cilia (Flores), allá lo acompañaban
como siempre, Rosa (Virginia), María (Gabriela), Rosinés, Hugo, Adán,
todos sus hermanos, el compañero Jorge Arreaza, compañero de vida de
nuestra querida Rosa Virginia y que nuestro comandante adoptó como su
hijo directo.
Y en una madrugada muy dura, me tocó a mí llegar, allí a su habitación, estábamos juntos Jorge y yo.
Jorge
siempre escribiendo en su cuaderno todo, y allí bueno, el Comandante
nos pidió que lo ayudáramos en una tarea, nos dijo: “yo creo que tengo
que escribir, unas palabras finales, como un testamento”, y nos dio como
siempre una orden, el testamento de Hugo Chávez, ayúdenme, a un guión,
algunas ideas, para yo sentarme a escribirlas en estas horas”. Esa orden
no la cumplimos, no pudimos, era imposible.
Esa
orden él la había cumplido ya, porque la vida entera de nuestra
Comandante ha sido un testamento, su palabra, su pasión, su acción, su
obra, su pueblo.
El
pueblo de Venezuela es su testamento, los humildes de este mundo, los
pobres, los desesperanzados, los oprimidos de todos los tiempos y todas
las horas, nosotros los nietos de los esclavos, somos su testamento
vivo.
Él
dejó su testamento, firmado y sellado por el pueblo. El primero de
ellos, aquí está, si alguien quiere saber quién es Hugo Chávez de
verdad, y quiere rasgar el velo de la mentira, de la canalla mediática,
de la guerra psicológica mundial contra este hombre, conozca esta letra
hecha por él, su Constitución aprobada por el pueblo, discutida por el
pueblo.
Y
conozcan su letra y su acción, todo lo que hoy somos está aquí, aquí
está nuestra guía, si alguien tiene duda en algún momento de algo, aquí
está la palabra suprema de la Patria, la carta de paz, la carta de todo.
Cuando
esta alta Constitución se discutió, salimos a la calle a debatir, y se
convocó un referéndum y algunos venezolanos salieron a llamar a votar
por el no, que no se aprobara, bueno como es la vida, el comandante
Chávez nos lo dijo ya en ese año 1999, éramos constituyente, el dijo,
“bueno paciencia, lo que es justo es justo, y esta letra será reconocido
por todos más temprano que tarde”.
Hoy
podemos decir, Comandante, esta es la carta de todos y todas, inclusive
los que se opusieron, hoy la asumen como suya, bienvenidos todos.
Venezuela es para todos y es de todos, y esta carta es nuestra guía de unión, de paz, de convivencia.
Es una carta para hacer Revolución, Revolución democrática.
Y
si se quiere buscar más cerca, que soñaba nuestro Comandante invicto,
como dijo ayer el general del Ejército Raúl Castro (Cuba), sus palabras
en Santiago de Cuba, invicto.
Si
se quiere saber qué pensaba que debía ser la Venezuela de este siglo
XXI, Jorge, camaradas, su testamento lo escribió él mismo en junio del
año 2012, de puño y letra, lo sabe Elías Jaua, que era vicepresidente
ejecutivo, colaborador directo del testamento cierto del comandante
Chávez, aquí nos dejó cinco tareas históricas.
Cinco
tareas históricas de un pensamiento que forma parte de un sistema de
valores, de principios inspirados en Bolívar, nuestro padre fundador, en
los libertadores, inspirados en la sabiduría de nuestros pueblos
indígenas, de nuestro gran Guaicaipuro, inspirado en Cristo.
Si
alguien se puede preguntar, se quisiera preguntar cómo es un hombre o
una mujer, un ser humano, cuando se asume hijo verdadero de Cristo,
nuestro redentor, y se consagra, y da su vida y su cuerpo, todo su
espíritu para un pueblo, para los oprimidos, para los pobres, tendrá que
reconocer que Hugo Chávez, fue un cristiano auténtico, de la calle, un
cristiano, un redentor en cristo, un protector en cristo de los pobres
de esta tierra y de todas las tierras del mundo.
Así
que, cinco tareas históricas nos dejó. Absolutamente cohesionada,
democrática, porque después de un debate democrático en esta Patria de
hombres y mujeres conscientes y libres, nuestro pueblo le aprobó a
nuestro Comandante su testamento.
Jamás
en política mintió, ni en nada, cuando él descubrió por su propio
camino que el capitalismo, que en el capitalismo y menos en el
capitalismo neoliberal era imposible estabilizar a la sociedad, darles
igualdad y felicidad a los pueblos, y era imposible sostener con
estabilidad las democracias verdadera, él dijo un día de diciembre de
2004, nos dijo: “Voy a levantar las banderas del socialismo
nuestroamericano, indígena, bolivariano, cristiano. Vamos a atrevernos
con audacia a construir ese sueño de la humanidad y en democracia, el
socialismo”. Y aquí deja un sistema de principios, valores, cinco.
El
primero de ellos, mantener y consolidar la independencia, conquistada
en estos 14 años de Revolución democrática popular y bolivariana.
El segundo, construir nuestro socialismo, diverso, democrático, nuestro.
El
tercero de ellos, construir a Venezuela como un país potencia en el
marco de la gran potencia de América Latina que se va a construir en los
próximos años y que la vimos aquí de pie, representada por la
diversidad de presidentes, presidentas, que aquí han venido.
Nosotros
tenemos que ser una gran potencia, fue aquí mismo queridos presidentes y
presidentas, aquí mismo en este patio donde el cadete Chávez se formó.
Qué iba a decir la vida, que 30, 40 años después ese cadete iba a estar
presidiendo aquí la fundación de la Comunidad de Estados Latinoamericana
y Caribeña (Celac) que dignamente ha presidido el presidente Sebastián
Piñera de Chile, al cual agradecemos toda su generosidad y todas sus
expresiones respetuosas y cariñosas para el presidente Hugo Chávez, y
que hoy preside el general de Ejército Raúl Castro Ruz, y la Cuba de la
dignidad al frente de esta organización.
Y el cuarto objetivo, construir un mundo de equilibrio, Bolívar, de equilibrio, el equilibrio del universo sin imperios.
Aquí
se encuentran unos representantes que nosotros saludamos y apreciamos, a
Jesse Jackson, pero también está el congresista Gregory Meeks, a los
cuales saludamos, que han sido enviados por el presidente Obama,
bienvenidos.
Nosotros
queremos y amamos a todos los pueblos de nuestra América, pero queremos
relaciones de respeto, de cooperación, de paz verdadera, nosotros
queremos y así lo escribió el comandante Chávez un mundo sin imperio,
sin naciones hegemónicas, un mundo de paz, que respete el derecho
internacional, un mundo de paz, que sea capaz de encontrarse para
cooperar, para vivir, para ser justos en términos de igualdad.
Y
por qué no puede ser posible, si aquí está toda la voluntad de un
mundo, toda la fuerza política de un mundo y América Latina tiene la
tarea histórica de hacer ese nuevo mundo, de unirnos en la diversidad y
decirle al mundo aquí está América Latina, de los libertadores, aquí
estamos de pie juntos.
Este mundo tiene que cambiar, Comandante.
Y
un quinto objetivo que lo voy a leer, porque sin esto será imposible la
propia existencia de la especie humana. Y, que al final ese quinto
objetivo, es el que le da coherencia a toda la redacción de este
testamento que nos dejó el comandante Hugo Chávez.
El
quinto objetivo es muy sencillo, y lo decimos con la mayor humildad,
pero con la mayor angustia por la humanidad, dice el comandante Hugo
Chávez, quinto objetivo histórico: “contribuir con la preservación de la
vida en el planeta y la salvación de la especie humana”.
No
existirá ni capitalismo ni socialismo, ni ninguna de nuestras
religiones si no somos capaces desde donde estemos con nuestras
creencias ideológicas, políticas y religiosas, de salvar este planeta.
Acabar con las bombas nucleares, eliminar todas esas fuerzas de
destrucción, de contaminación de ríos, de mares, de calentamiento del
planeta.
Aquí está, Comandante, su testamento.
Hace
varios años, el Comandante Presidente a veces, cuando había momentos
apremiantes o cometíamos errores, siempre nos decía: “Nicolás, Nicolás,
Elías, Rafael, Yadira, Jorge, ¿qué van a hacer ustedes cuando yo me
muera?”. Nosotros siempre le decíamos, no diga eso, Comandante, por
favor. ¿Qué van a hacer ustedes cuando yo me muera?, Cómo van a hacer?
Él lo dejó todo arreglado, ya queda de parte nuestra si lo hacemos o no
lo hacemos.
Nosotros llamamos a todo nuestro pueblo a que lo hagamos.
¿Qué
vamos a hacer cuando usted se muera Comandante?, usted puede ir en paz,
nuestras oraciones y nuestro amor en Cristo y desde nuestro corazón le
deseamos la mayor paz, que en ese ámbito de vida, de ese nuevo plano
usted pueda tener.
Y
qué vamos a hacer nosotros, continuar, seguir juntos, seguir juntos
pueblo, Fuerza Armada, con su Constitución, con su testamento político,
con su ejemplo y con nuestro amor, seguir protegiendo a los pobres,
seguir dándole alimento al que lo necesita, seguir construyendo la
educación de nuestros hijos, seguir construyendo la Patria grande,
seguir construyendo la paz, la paz, la paz de nuestro continente, la paz
de nuestro pueblo. Así que Comandante, misión cumplida.
Comandante
Presidente, la batalla Continúa. Chávez vive, la lucha sigue (los
presentes gritaron al unísono la consigna, Chávez vive, la lucha sigue).
Que
viva Hugo Chávez, que viva nuestro pueblo, (los presentes respondieron
que viva). Que viva el amor y la unión. (Que viva, gritaron los
presentes).
Hasta la victoria siempre, Comandante (venceremos, gritaron los presentes).
YULEIDYS HERNÁNDEZ TOLEDO/CIUDAD CCS
FOTOS PRENSA MIRAFLORES
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